jueves, 26 de marzo de 2020

LA POBREZ Y LA EXCLUSION SOCIAL



              LA   POBREZA   Y  LA  EXCLUSION SOCIAL 



               EL PUNTO DE PARTIDA: ¿QUÉ ES LA POBREZA?


No existe  unanimidad entre  sociólogos, economistas y otros expertos,  acerca  de lo que  se entiende  por pobreza y    del método e indicadores   que  han de ser  utilizados para su medición.  Algunos hablan  de umbral de la pobreza  y si no alcanza  este umbral,   existe   la pobreza  extrema o absoluta. Las Naciones  Unidas  entiende   que el umbral  de la pobreza se sitúa  en 1,9 dólares / día  por persona,  y con valores inferiores  se da  la pobreza  extrema  o pobreza  absoluta;  en parecidos  términos   el Banco Mundial  estima  que la pobreza extrema  se da, cuando  una persona  dispone de unos ingresos inferiores a 2  dólares /día.


Frente  a la pobreza absoluta, se utiliza el término de pobreza  relativa, especialmente  en la Unión Europea y en los países de la OCDE,  al considerar   que la pobreza  ha de estar referida  a  las circunstancias  concretas sociales y económicas  de una  país  o  de varios países  que forman  un  grupo de países asociados o integrados  en un bloque económico   o político. En la Unión Europea,  se estima  que  toda unidad de consumo  que no alcance   el 60% de la mediana de distribución de los ingresos de las unidades de consumo de cada país,  es pobre. Ello permite   estimar en 4.261  euros/anuales, equivalentes a  355 euros  mensuales por persona, el umbral de pobreza relativa. Según los datos de la Unión Europea  y últimamente publicados  por  Eurostat,   la tasa  y  umbral del riesgo de pobreza, referidos al año  2017  arroja  notables diferencias. España figura  en el grupo de los  diez países  con porcentajes  más altos de personas  en el umbral del riesgo de pobreza: Rumanía (23,6%), Bulgaria(22,9%), Lituania(22,9%), Letonia(22,1%), España(21,6%), Estonia(21,09%), Italia(20,3%), Grecia (20,2%), Croacia(20,0%), Luxemburgo(18,7%). A continuación, están los restantes países miembros  de la Unión  Europea, y la media  de la referida tasa  para el conjunto de la UE-28  es el 16,9%, lo que  sitúa  a España 4,7 puntos porcentuales   superior a  la media  europea.  Los países  con mayores  niveles de pobreza  absoluta  están en  la India, Bangladesh, Pakistán, Centro África, África Subsahariana y Centro América.  Otros,  clasifican   la pobreza  en objetiva  y   subjetiva, según   carezca  de las condiciones de  servicios y bienes   mínimos  objetivables (alimentación, higiene, vivienda, agua potable, atención sanitaria educación infantil  etc.) que permiten sobrevivir, o  a la  pobreza  subjetiva   que  mide el grado de conciencia  y apreciación que  tienen  los individuos  y las familias, de sí mismos y de sus condiciones  sociales y económicas. 



            LOS OBJETIVOS  DE DESARROLLO  DEL  MILENIO.


En la última década  del pasado siglo  XX  diversos  Estados  miembros  de las Naciones Unidas,  tomaron  conciencia  de los  problemas  derivados de la pobreza  y del hambre, enfermedades, etc. que  afectaban en torno a  2.000 millones de personas  en numerosos  países  en vías de desarrollo y subdesarrollados,  singularmente  en Latinoamérica,  el  Sur de Asia ,  África Central y Subsahariana.  Asumiendo  esta preocupación,   Naciones Unidas promovió  y  189 países  lo acordaron  en su reunión celebrada  en Nueva York en Septiembre del  año 2000,  firmar la  Declaración del Milenio en la que se proponían  una serie  de Objetivos  de Desarrollo  del Milenio  a implementar de forma progresiva  en el transcurso del  siglo XXI.  Se  aprobaron  ocho  objetivos: 

1) Erradicar  la pobreza extrema y el hambre; 
 2) Extender la educación primaria;
 3) Promover la igualdad entre los géneros  y  la  autonomía  de  la  mujer; 
 4)  Reducir  la  mortalidad  infantil; 
5)  Mejorar  la  salud   materna  y  reducir  la mortalidad materna; 
6) Luchar contra diversas  enfermedades;
7) Garantizar la sostenibilidad del medio  ambiente; 
8) Fomentar y promover acciones  para el desarrollo mundial. 

 A cada uno de estos objetivos  acompañaban  una serie de indicadores,  que permitirían  evaluar  los resultados  haciendo un seguimiento del cumplimiento de  los   objetivos. Su cumplimiento   se realizaría  en  un periodo que debiera finalizar  el año 2015.  Sin embargo,   es necesario señalar  que  el crecimiento económico mundial  hasta  2007    contribuyó  a  la consecución de avances  en los objetivos propuestos en los  países en vías de desarrollo, tanto en  Latinoamérica  como en Oriente Medio. Sin embargo,  la  irrupción de la crisis  mundial en el período  2008- 2013,  cambió notablemente  las previsiones  formuladas  para el horizonte del año 2015 y no se alcanzaron.



        LA  AGENDA  2030  PARA  EL  DESARROLLO  SOSTENIBLE


En la  Conferencia   sobre  el  Desarrollo Sostenible  celebrada  en Rio de Janeiro  en el año 2012, se creó  un grupo de trabajo  con voluntad de dar continuidad  a los  Objetivos  de Desarrollo del Milenio, cuyas previsiones finalizaban  en 2015. Tras numerosas reuniones   se  elevó  una propuesta  a las Naciones  Unidas en la que se contenían  17  objetivos y numerosas metas  que debieran alcanzarse en el horizonte  2015-2030, a la que se llamó   Agenda 2030, porque   el plazo  para  llevarse  a efecto alcanzaba los años 2015-2030.  Fue aprobada por las Naciones  Unidas, en la sesión celebrada  en Septiembre de 2015  en Nueva York. Los primeros  objetivos  reforzaban     los objetivos  básicos  que  ya  habían sido  abordadas  en la Declaración   sobre los Objetivos del Milenio  en  el año 2000, a saber. 
1) Erradicación  de la pobreza  
2) Poner fin  al hambre y conseguir la seguridad alimentaria, mejor nutrición y promover la agricultura sostenible. 
3) Garantizar una vida saludable y promover el bienestar. 
4) Garantizar una  educación de calidad   inclusiva.
 5) Alcanzar la igualdad entre los géneros. 
6) Garantizar la disponibilidad y la gestión  sostenible del agua y el saneamiento. 

Los restantes  objetivos  incluían  el acceso a energías sostenibles y modernas; el  desarrollo  de infraestructuras e industrialización sostenible; el   fomento  del crecimiento económico  y el empleo; la  reducción de  las  desigualdades,  etc.  Cabe  destacar  que entre los primeros  objetivos de la Agenda  30   están la pobreza ,  el hambre y  el agua, lo que  significa  la importancia   que  las Naciones  Unidas conceden a éstos.   



                                    LA POBREZA  EN ESPAÑA


 El  VIII Informe  FOESSA publicado en 2019,  dedicado  al análisis de la exclusión social  en España,  a instancia de Caritas  Española, es una  publicación   que realiza   la Fundación de  Fomento  de Estudios Sociales y de Sociología, desde   el año  1966, en el que intervienen  un amplio número de  expertos competentes en distintas disciplinas.  Según este  Informe   la desigualdad, la pobreza  y la exclusión  social,  se han agravado  tras la crisis económica  de 2008-2013. Estima  que  la población en exclusión social, en el año 2018,  alcanzó  8,5  millones de personas (18,4%), de las cuales  4,1 millones de personas están en situación de exclusión  social severa.  Aunque se desconoce la metodología  utilizada,  el  Informe  FOESSA   estima en 4,1 millones, la población en exclusión social severa,  cifra  superior    a los  3,8 millones  desempleadas  en ese mismo  año conforme  a la EPA  del INE.  Duplica los 1,9 millones  de personas  que percibían  las prestaciones  por desempleo   en sus distintas  modalidades, incluidos  los subsidios, rentas de inserción, etc. al  cierre del año 2018.  Es  razonable  estimar  que los otros 1,9 millones de personas  que  estaban  en el desempleo y no cobraban  prestación alguna por ese concepto,  puedan  formar parte del colectivo  de exclusión social muy severa, pero  no  llegaría a la cifra dada  en el  informe  FOESSA, que las  cifra en 4,1 millones, salvo que en ésta, no se hayan computado para su  cálculo, las prestaciones  recibidas, ya señaladas.
En  el Informe  de Eurostat  realizado  en el año 2017 para el conjunto de la  Unión Europea, siguiendo otra metodología distinta a la del  VIII Informe FOESSA,   España  está  dentro del grupo de los diez  países  con  mayor vulnerabilidad   y una  tasa de umbral de riesgo de pobreza  del 21,6%, muy alta, con 10 millones de personas, aproximadamente, con ingresos  inferiores  a 355/mes por individuo,  respecto de los países  más desarrollados de la Unión  Europea: Alemania, Francia, Reino Unido, Italia, Austria.  Otras fuentes de información, estiman  que la cifra  de personas  que  han superado  el umbral de la pobreza  absoluta y la exclusión social  ha sido  importante, aunque difícil de cuantificar, gracias  al crecimiento de la actividad  económica de los últimos años (2014-2019).  Los últimos  años, que no   son reflejados  en el Informe FOESSA y de Eurostat, porque su información finaliza en el año 2017,  han  contribuido a reducir  el desempleo, con la creación de empleo  temporal y en menor medida   trabajos fijos,  mejorar  los salarios, tanto  los acordados  en los convenios colectivos,  como el regulado en el Salario Mínimo Interprofesional cuyos incrementos para 2018, 2019 y 2020, han sido  muy  significativos, y para las pensiones  conforme a los    incrementos del IPC, frente a la reducción  importante de los salarios,  en los años duros de la crisis. No obstante, en gran  medida, la pobreza sin llegar  a ser exclusión  social severa, está  muy presente  en el segmento  de las personas  mayores  que perciben  pensiones   bajas y carecen de otras  rentas complementarias, en forma de intereses, dividendos, alquileres, pequeñas  explotaciones  agrarias y ganaderas o comerciales.  Por todo lo indicado, de momento no  tenemos   certezas de sus dimensiones reales,   dada  la complejidad  que caracteriza  el fenómeno social  de la pobreza, aunque los estudios  citados apuntan  de un  modo u otro a  realidades  sociales dramáticas.


                                EMPLEO Y PARO EN ESPAÑA


La información que proporciona  la Encuesta de Población Activa elaborada por el Instituto Nacional de Estadística, puede indirectamente  dar una visión del conjunto de la evolución del mercado de trabajo y su posible influencia  en los estratos sociales  vulnerables y facilitar la  evaluación   de  los efectos de los 6 años  duros de la crisis  económica (2008-2013), y los  siguientes 6 años  de la recuperación (2014-2019). Sus indicadores  son:


Millones de personas          Anterior       Durante la  Crisis         Recuperación Posterior
Conceptos                                 2007            2008       2013                2014            2019
 Población con Empleo            20,8             19,8         17,1                  17,6             19,9       
Población Desempleada           1,9                3,2          5,9                     5,4               3,2
Tasa de Paro                             8,6%             13,8%     25,7%               25,6%           13,8%
Población Activa                      22,7               23,0        23,0                  23,0              23,1
Fuente: INE



 En la crisis se perdieron  3,7 millones  de empleos y 0,3 millones de nuevos demandantes  no encontraron trabajo, aunque  después se han creado 2,8 millones de empleos en el período  2014-2019. Los indicadores de 2019  son muy similares  a los existentes  al cierre de  2008 e inferiores a los existentes antes del inicio de la crisis  en 2007. Es evidente  que se desconocen  los efectos  de la actual pandemia mundial del coronavirus, que serán  graves también  en España, con  aumento del desempleo y de la pobreza,  de muy difícil evaluación en el momento actual en el que estamos inmersos, y  que probablemente será transitorio y confiamos que afecte principalmente  al  primer cuatrimestre del año  en curso.
Asimismo, el  Informe España 2018, elaborado por  la Cátedra José Mª Patino, adscrita a la Universidad Pontificia Comillas, aunque no se refiere  a la cuestión de la pobreza de forma directa, sin embargo plantea varios retos  que  afectan a millones de personas, especialmente a los  jóvenes y que indirectamente  incide en la pobreza:   a) El empleo de baja calidad por su corta duración y bajos salarios, que provoca incertidumbre,  inestabilidad en la vida laboral  y escasos  recursos  para   llegar a  fin de mes.   b) La caída de la demografía, dada la baja  tasa  de  natalidad tanto de  nacionales como  inmigrantes, que  repercutirá  en la reducción del mercado de trabajo y el empleo, e indirectamente  en  las futuras pensiones de jubilación, que en gran medida  se financian por un sistema de solidaridad inter generacional. c) La despoblación  territorial  en   varias  provincias  y  comunidades   autónomas:  la España  vacía. d) El cambio climático  y su  repercusión   en el medio ambiente, como amenazas  a escala planetaria.


                            NUESTRA  MIRADA  Y REFLEXION


En el año 2013,  llamó   la atención  el gesto del   cardenal  Jorge  Bergoglio, tras  ser  elegido  Papa por los cardenales  reunidos en  el  Cónclave. Al responder   a la pregunta   de   cuál   era   el nombre  que deseaba  adoptar para su pontificado, eligió el nombre   de Francisco, en recuerdo  de  San Francisco de  Asís, “el poverello d´Assisi”, símbolo emblemático de la renuncia al  bienestar y opulencia  que le ofrecía la riqueza de su familia. Éste abrazó  la  austeridad y la  pobreza en su vida y creó  la Orden mendicante de los Franciscanos  en  los inicios del siglo XIII, en la que el voto de pobreza, castidad y obediencia de sus miembros,  habría de ser  una  actitud y una práctica  real  de sus miembros;  una novedad en aquél momento histórico, junto  con  la Orden de Predicadores  o Dominicos,  fundada por Santo Domingo de Guzmán  varios años después. Se diferenciaban  de las órdenes  monacales,  de las órdenes  militares  y del clero  secular. Así lo expresaría en   distintos   momentos, el Papa Francisco  al referirse   al “poverello d¨Assisi”, como un referente  para el cristiano, por su sencillez y  pobreza. Esta  idea  ha venido  formulándola  el Papa Francisco   en los sucesivos Mensajes dirigidos  a las Jornadas  Mundiales sobre la Pobreza  que se iniciaron  el 13  de Junio de  2017 y más recientemente en la celebrada el 13 de Junio de 2019:
“Dondequiera que se mire la  Palabra de Dios, indica que los pobres son aquellos que no  disponen de lo necesario para vivir porque dependen de los demás. Ellos son el oprimido, el humilde, el que está postrado en tierra. Aún así, aun esta multitud  innumerable de indigentes, Jesús no tuvo miedo de identificarse con cada uno de ellos: Cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis”.


                                    POBREZA  OBJETIVA


El significado  que  tiene  la palabra   pobreza  en  el texto  anterior del Papa Francisco en el  mensaje  dirigido  a la III Jornada Mundial  sobre la Pobreza,  tiene un dimensión  sociológica de  tipo objetivo. La pobreza  existe   en  “aquellos que no disponen  lo necesario para vivir porque dependen de los demás. Ellos son el oprimido, el humilde, el que está postrado en tierra”. Los que  viven  bajo  el umbral de la pobreza,  son víctimas  de un sistema  económico  y social   que   favorece la desigualdad y una injusta  distribución de la riqueza  y  de la renta, que no  permite  sobrevivir  o vivir  dignamente  a millones de personas y familias.
En este aspecto,  la  dimensión objetiva de la pobreza entronca  con   el concepto   que refleja el Evangelio (Lucas  6.20-2),  en las  primeras palabras pronunciadas  por  Jesús , tras bajar  de la montaña en la que había permanecido. Encontró   gente  que le aguardaban en un  llano, para oír sus palabras  y ser curados: “Bienaventurados  los pobres porque vuestro es el Reino de  Dios. Bienaventurados  los que  tenéis  hambre  ahora, porque seréis  saciados.” En Lucas,   la pobreza y el hambre  son consecutivas,  poniendo de manifiesto  una realidad  que  aún en nuestras sociedades  van unidas. Generalmente las personas  y las familias  que padecen   la pobreza,  también  tienen  hambre  o notable carencia de  bienes  y  alimentos para   sobrevivir. También en  otro capítulo del evangelio (Mateo 25.35-40),  se describe con gran dramatismo  la dimensión objetiva  del hambre y de la sed,  unida obviamente   a la pobreza.  Los que no son pobres  desde  el punto de vista  material u objetivo  no  tienen     hambre ni sed  porque disponen de  bienestar material :
“Venid  benditos de mi Padre, porque tuve hambre  y me disteis de comer. Tuve sed  y me disteis de beber; era forastero y me acogisteis; estuve  desnudo y me vestisteis;  enfermo y me  visitasteis;  en la cárcel y viniste a verme (…..). Entonces los justos le responderán: Señor: ¿Cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer o sediento y te dimos de beber….”
Esta  radicalidad en la forma de vivir, en la tradición  cristiana  ha sido milenaria y  ha caracterizado la vida  de  numerosos cristianos a lo largo de la historia, cuya santidad  ha sido proclamada  y reconocida  por el pueblo de  Dios y canonizada  por la  jerarquía  eclesiástica. También  ha sido recogida  en la literatura, como es la novela Nazarin de  Benito Pérez  Galdós, Miembro de la Real Academia española,  llevada al cine  en 1959  por el  director  Luis Buñuel,  en la que el protagonista es un sacerdote cuyo seguimiento  de Jesús de Nazaret, le lleva a desposeerse  de todo  lo poco que tiene, vive de la limosna  y se rodea  de  personas  que no siempre le comprenden, le roban y le maltratan, y se siente totalmente  incomprendido de autoridades  religiosas  y  políticas. Es interesante y nos debe hacer reflexionar,  la visión  que ofrecen Benito Pérez  Galdós  y Luis Buñuel,  acerca de la vida y el mensaje de Jesús de Nazaret, al que identifican con el protagonista de la novela y de la película del mismo nombre, precisamente autores de no muy  acendradas creencias religiosas.  
Es cierto  que en otro  apartado del evangelio ( Mateo 5.1-12)  se menciona  el hambre aunque se  relaciona con la sed  de justicia, y que a  nuestro juicio  adquiere un  significado  distinto  al que da  Lucas. Es diferente  tener  hambre   por causa de  falta de alimento, ya  citado  (Mateo 25.35-40), y  el contenido de la expresión hambre y sed de justicia. Sin duda,   la falta de justicia y la ansiedad  que  ello puede provocar es  semejante  al hambre,  y tiene  su origen   en  la ausencia de justicia    que se imparte a las  personas. El desamparo de los humildes y sencillos por  los poderes públicos,   en los conflictos e intereses,  la persecución por sus creencias  religiosas,  la desprotección  de las personas y familias, ya sea    ante los tribunales de justicia  o ante  instancias  administrativas, explica  el sentido  del texto  evangélico citado. 
  

                                POBREZA DE  ESPÍRITU


Sin duda,   desde la perspectiva cristiana, existe  igualmente otra  dimensión  de la pobreza, ya citada, cuya manifestación  está en el evangelio (Mateo 5.1-12), cuando  Jesús  viendo una multitud   subió  a un monte,  se dirigió  a ellos y proclamó:  “Bienaventurados los pobres  de espíritu  porque de ellos es el Reino de los Cielos”.  Nos encontramos  ante un significado  de la pobreza  que no contradice el anterior, aunque complementa  el sentido de la pobreza objetiva. La apelación a los pobres de espíritu, en efecto,  es una forma  de  considerar  un concepto  más amplio de la  pobreza, al apuntar a una  actitud  que nace  no de la materialidad  de la privación de bienes para sobrevivir ( el hambre  que se sacia  dando de comer, o la sed  dando de beber, según Mateo 25. 35.40), sino del interior y del espíritu, y que  usualmente decimos nace del corazón. Sin duda, un  elemento fundamental en el anuncio  del Reino de Dios  que  realizó Jesús de Nazaret,  en los últimos años de su vida, fue predicar una religiosidad  interior  en la mejor tradición  de los profetas  de Israel , que  supera  la concepción legalista mayoritariamente  vigente entre los sacerdotes  y los escribas  judíos. Así,   se entiende y lo confirma para nuestra mentalidad moderna, aunque probablemente  no para entonces,  el diálogo de gran intensidad y emoción, que  Jesús mantuvo  con la mujer  samaritana, sentado junto  al pozo de  Jacob  por el cansancio,   cerca  de  la  ciudad  de    Sicar (Juan 4.19-24) Al pedirle Jesús agua para beber, se sintió ella  muy sorprendida por  la capacidad de su interlocutor para conocer su vida privada:
“Señor, veo  que eres un profeta. Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que es en  Jerusalén   donde se debe adorar. Jesús le dice: Créeme mujer, ya  llega la hora, en que ni en éste monte, ni en Jerusalén, adoraréis  al Padre. Vosotros  adoráis lo que no conocéis, nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación viene de los judíos. Pero llega la hora  y ésta es, en que los adoradores verdaderos, adorarán al Padre en espíritu y  en verdad,  porque así  quiere el Padre que sean los que le adoren. Dios es  espíritu y los que le  adoran  han de  adorarlo  en  espíritu y en verdad.”
Jesús reiteró  el mensaje  central del Reino que anunciaba: Ni en este monte ni en Jerusalén, adoraréis  al Padre, y añadió: Dios es espíritu y los que adoran deben adorar  en espíritu y en verdad. Su religiosidad  no gira  en torno al templo de Jerusalén, ni en el monte, ni  en las innumerables  normas y prescripciones  legales   impuestas  por  los escribas y sacerdotes del judaísmo. Anuncia una  forma de  religiosidad   abierta  que  procede del  interior de la persona, de su inteligencia, del corazón y sale al encuentro  del misterio de Dios que se manifiesta no sólo  en  el prójimo, el necesitado,  el más frágil y  vulnerable, practicando el bien y el amor, sino también  en la grandeza y belleza del Universo. La pobreza   de espíritu,  implica igualmente, romper con la soberbia, la vanidad, el odio, la ira, la codicia,   el afán de la riqueza, del dinero y  de los bienes materiales;   llevar una vida   de mayor  austeridad y sencillez; una vida  fraternal y solidaria con  los pobres  reales.  Finalmente,   el mensaje  cristiano,  aunque es difícil  llevarlo a la práctica y  perseverar en ello,  invita a   sentirnos libres de   la angustia de poseer y tener  cosas y bienes. Confiar y abandonarnos a la misericordia de Dios, y tomar conciencia  de que nuestras vidas, vulnerables y finitas,  forman parte del Universo y  del misterio  que rodea a los seres humanos, en el Medio Divino, según la  feliz  expresión de Teilhard de Chardin. Se puede decir  que  la  verdadera  pobreza  hunde  sus  raíces en el salmo 23  “ Tu bondad y misericordia  me acompañan todos los días de mi vida.”